Tras los pasos del río Asón.

En la localidad de Aja, uno de los pueblos más antiguos del Valle de Soba, se encuentra uno de los más espectaculares miradores de la zona. Desde él se podrá contemplar el valle desde el Pico de San Vicente, sobre Ramales de la Victoria, hasta el Portillo de la Sía.

Saliendo del valle hacia la costa nos encontramos con Ramales de la Victoria, municipio bañado por el río Asón y conocido por sus famosas cuevas: Cullalvera y Covalanas. Esta última se conoce popularmente con el nombre de la cueva de las ciervas rojas, ya que alberga pinturas rupestres paleolíticas que son un auténtico tesoro. La cueva de Cullalvera, mucho más amplia, cuenta con una cavidad de grandes dimensiones y su recorrido está acondicionado para personas con movilidad reducida por contar con una pasarela de desarrollo.

En la localidad de Rasines se puede disfrutar del Parque Paleolítico de la Cueva del Valle. Se trata de una corta y fácil ruta de senderismo que termina en el nacimiento del río Silencio dentro de las ruinas de un molino, justo detrás de la representación a tamaño natural de un mamut. A su lado puede observarse la cueva que fue habitada en el Paleolítico y donde se han encontrado numerosos restos magdalenienses que se encuentran en el Museo de la Prehistoria de Santander. Es, sin duda, un lugar mágico que te transportará a la Prehistoria. En la misma localidad puede visitarse el puente colgante sobre el río Asón, una pasarela construida con piedra y metal que cruza el río en una zona tranquila donde el baño es más que apetecible.

Terminaremos el recorrido, como el río Asón, en las marismas de Santoña. Es la localidad con el puerto conservero más importante del Cantábrico. Su actividad está profundamente unida al mar, es considerado el lugar de construcción de la carabela Santa María. Por otra parte, sus monumentos son un rico reclamo turístico entre los que podemos destacar la iglesia de Santa María del Puerto, el Palacio de Chiloeches, los fuertes o el Palacio del Marqués de Manzanedo, que hoy alberga al Ayuntamiento, la Oficina de Turismo y salas de exposiciones. La playa de Berria, abierta al mar y con un fuerte oleaje, es popular para surfistas y windsurfistas; mientras que la playa de San Martín es mucho más tranquila y familiar.

En Laredo, localidad cercana a Santoña, puede disfrutarse de la Puebla Vieja o casco medieval, declarada Conjunto Monumental Histórico-Artístico desde 1970. La iglesia de Santa María de la Asunción es uno de los mejores exponentes del gótico costero cántabro. Pasear por sus calles te asegura encontrarte con numerosas casonas y palacios de indianos como el Palacio de Carasa o el Palacio de las Cuatro Témporas. No podemos cerrar este recorrido sin mencionar la playa de la Salvé, con una longitud de casi cinco kilómetros y en forma de concha que se desarrolla dentro de una amplia bahía. Su formación está vinculada a la formación y evolución del estuario del río Asón, siendo este lugar el punto final donde confluyen las aguas dulces y saladas. Se trata de una playa tranquila de escasa peligrosidad pues el oleaje y las mareas no son especialmente intensas.